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Informe: ¡…Pues Es Tortura!. La tortura contra los pueblos indígenas: una realidad invisibilizada

  • Informe sobre tortura y Pueblos Indígenas en América Latina revela actos de tortura sistemáticos en su contra.

Cada día los pueblos indígenas en América Latina son sometidos a distintas formas de tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes, así se señala en el informe de recién publicación  el dia de hoy por la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT), junto al Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba) y 7 organizaciones que conforman el Grupo de Trabajo sobre Tortura y Pueblos Indígenas en la región del Abya Yala.

El informe “¡…Pues Es Tortura!. La tortura contra los pueblos indígenas: una realidad invisibilizada”: Análisis de las violencias constitutivas de tortura y malos tratos de los pueblos indígenas en América Latina, es el primero que se realiza sobre esta temática en la región. Con ejemplos desde Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Guatemala, México y Nicaragua, el informe muestra situaciones que atraviesan a toda la región: la criminalización o la privación de la libertad de lideresas y líderes indígenas; las masacres y los asesinatos; la militarización y el despojo de sus tierras; el desplazamiento forzado  y la necesidad de abordar estas vulneraciones de derechos humanos desde una mirada colectiva que ponga énfasis en los efectos colectivos que tienen en los pueblos indígenas, visibilizando el daño y sufrimiento que producen, los cuales pueden ser considerados actos constitutivos de tortura. 

A pesar de que los derechos de las personas indígenas se hayan reconocido en casi todas las Constituciones latinoamericanas, un común denominador regional sigue siendo la falta de materialización en la práctica de este reconocimiento. Las personas y comunidades indígenas ven vulnerada su integridad personal y colectiva de forma rutinaria y con total impunidad, especialmente en los cinco patrones identificados en el informe: 1) en el contexto de los desalojos y el desplazamiento forzado, 2) en el contexto de la protesta social pacífica, 3) a través de la criminalización y las amenazas, 4) durante la privación de libertad y 5) con violencia sexual y en base al género.

El informe presenta una sección con testimonios de personas indígenas sobre su visión y sus experiencias de tortura. Algunos de las y los participantes entrevistados manifestaron en relación a la criminalización de los líderes y lideresas y las condiciones de detención en los siete países: “como seres humanos, en la medida que nos están martirizando paulatinamente eso es tortura, al ver que no nos damos por vencidas y vencidos, ordenan girar orden de captura una y otra vez, a líderes y lideresas que alzan la voz para denunciar todo atropello en contra de los derechos colectivos como lo es la defensa del territorio… pues es tortura”.

En definitiva, el informe pone el foco en la importancia de abordar la tortura respecto a los sujetos colectivos y sostiene que el derecho internacional de los derechos humanos aún debe desarrollar e interpretar la prohibición absoluta de la tortura de tal manera que se incorporen las experiencias, significados e impactos colectivos que los malos tratos desencadenan en contra de los pueblos indígenas.