La vida social de Simón Pedro, se desarrolló en su entorno comunitario, en la vida ejidal, así como en las actividades como integrante de Las Abejas de Acteal y en las actividades religiosas, muy involucrado en el proceso del III Sínodo dioce-sano, en el que llegó a ser nombrado coordinador general del Sínodo de niños de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas
Gran parte del desarrollo de Simón Pedro fue participar en actividades religiosas, compartiendo la palabra de Dios y las experiencias de lo que históricamente ha sucedido en su región, como la masacre de Acteal que fue un hecho que impactó a él y a su familia y que lo llevó a replantearse su vida y el trabajo por la solidaridad, la justicia y la paz. Por su palabra certera y su testimonio de vida como una persona defensora de los derechos humanos; por su compromiso en orientar a Las Abejas de Acteal en las tomas de decisiones, fue nombrado en 2014 integrante de la Mesa Directiva y en el 2020 Presidente de la organización. Ser integrante de la Mesa Directiva es un cargo muy importante que la asamblea le confiere a personas de calidad moral, para ejercer los trabajos que se desempeñan.
El acompañamiento a las comunidades que vivían en medio de la violencia en Pantelhó consistía en animarlas, predicar la palabra de Dios; se involucró en buscar caminos y rutas de solución, trabajando para que ya no hubiera más asesinatos, desapariciones, desplazamientos forzados, drogas, alcohol y armas.
El asesinato de Simón Pedro, por la naturaleza violenta del hecho, generó un impacto emocional muy fuerte para toda la familia, desestructurando su proyecto de vida a nivel familiar y modificando profundamente su funcionamiento, su rutina diaria; y, alterando su dinámica económica y productiva, generando graves consecuencias a nivel de su familia núcleo, como de su familia de origen.
A pesar del tiempo transcurrido, la familia se encuentra aún en etapa de duelo, ya que, debido a la forma de la muerte de Simón Pedro, ésta se vuelve más difícil de superar, al tratarse de una muerte violenta, con la intencionalidad de generar daño directo a Simón Pedro. El sentimiento de miedo es real, así como la alteración de las creencias básicas anteriores al asesinato. El asesinato ha despertado en la familia una sensación constante de alerta, la cual puede asociarse a un cuadro clínico de estrés postraumático que, desde la cosmovisión comunitaria e indígena tsotsil, le llaman “susto”.
Para Las Abejas de Acteal Simón Pedro tenía una cualidad especial que le permitía ejercer un liderazgo en su organi-zación; perder a un integrante con esas características fue muy doloroso para sus integrantes. El asesinato de Simón Pedro representa una injusticia más en la lista de los múltiples hechos de violencia y de violaciones a los derechos humanos que la organización ha vivido desde su fundación, como son los múltiples desplazamientos forzados, la masacre en el año 1997, entre otras agresiones que, cabe señalar, la mayoría de ellas han quedado impunes.
Una estrategia para romper el miedo es la comunidad como apoyo de lucha; las redes de apoyo familiar, religiosa, comunitaria y organizacional han sido fundamentales para afrontar los impactos psicosociales ante el hecho traumático. Desde su dolor, la familia y Las Abejas de Acteal han decidido compartir su historia, sus fuerzas y sus esperanzas como parte de su proceso de búsqueda de la justicia; la familia ha decidido reestructurar su vida, sin negar el hecho traumático, el contexto de violencia y así proyectar un futuro inmediato.
La parte religiosa ha sido fundamental para afrontar este hecho violento y les ha impulsado a continuar su trabajo como servidores de la iglesia, buscando la paz y la reconciliación comunitaria.