Pasar al contenido principal

Mensaje por La Paz, Parroquia San Fermín, La Independencia

MENSAJE POR LA PAZ

PARROQUIA SAN FERMIN OBISPO, MUNICIPIO DE LA INDEPENDENCIA

 

“La palabra de Dios hoy nos anima,

ilumina y fortalece en nuestro caminar comunitario”

 

Hermanas y hermanos de las 48 comunidades que conforman la parroquia de San Fermín obispo, los saludamos con la alegría de las palabras del evangelio: felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios (Mt 5,9). El día de hoy queremos proclamar con fuerza que “queremos paz con justicia” (carta pastoral para que la Justicia y La Paz se encuentren).

Tomando conciencia de nuestra realidad que se está viviendo en el territorio de nuestra parroquia, en nuestra Diócesis y en el Estado de Chiapas. Respondiendo al llamado de la Iglesia de unir la fe con la vida, hemos reflexionando como servidores y compartimos nuestra palabra:

Dios hizo la Creación en armonía y puso a la mujer y al hombre en ella, a toda la humanidad. Estamos destruyendo la Madre Tierra, hay calentamiento global, hace más calor y llueve menos. Hoy unos cuantos quieren dominar y controlar nuestros territorios donde vivimos y trabajamos. Necesitamos cuidar y respetar, amar y defender la casa común.

El Génesis nos narra que entró el pecado en el mundo por el engaño, se rompió la armonía (Gn. 3,13) Hoy en nuestras comunidades, incluso en las escuelas y en los municipios cercanos ha entrado la violencia generalizada que trae muerte, desplazamiento, levantones, opresión, miedo, intimidación. “Que triste es ver la situación de cada ve más familias aterrorizadas, refugiadas y desplazadas, privadas incluso del derecho sagrado de vivir en paz dentro de su propio hogar” (III Sínodo Diocesano 2.4)

Hoy resuena la palabra de Dios que nos pregunta “¿Dónde está tu hermano?” “Clama la sangre de tu hermano y su grito me llega desde la tierra” (Gn. 4, 9-10).  Se rompió la hermandad y entra la división. No podemos permanecer indiferentes ante el sufrimiento que trae esta realidad. Hoy más que nunca tenemos que trabajar unidos por la paz.

El pueblo de Israel vivió la esclavitud en Egipto (Ex. 2,23), hoy nuestros jóvenes viven una nueva esclavitud: las drogas, el alcoholismo, el consumismo, la tecnología, la prostitución, la violencia y el abandono familiar, la depresión, la migración forzada.

El pueblo pidió a Dios un Rey. David fue justo, Salomón fue sabio. Dios los hizo conscientes de un mal servidor (1 Sam. 8, 10-19) Hoy las comunidades desean gobernantes de acuerdo al Corazón de Dios. Nuestros pueblos antes pensaban y vivían el bien común como las primeras comunidades cristianas.

Dios movió el corazón de hombres y mujeres para que anunciaran y denunciarán la Palabra de Dios ante la realidad que se vivía.  La historia de nuestra parroquia nos recuerda que el pueblo asumió su ser profeta (III Sínodo Diocesano 3.2) ante situaciones que no traían vida, que se vivieron como el alcoholismo y la prostitución. Hoy como servidores y pueblo de Dios, queremos a la luz del Evangelio: la unidad, el respeto y La Paz.

Jesús nos habló del Reino de Dios, (Mt 9,35) nos dijo quién es el buen pastor (Jn 10, 11-14). Jesús nos enseñó que Él es el camino, la verdad y la vida (Jn. 14,6). Hoy nuestros niños, adolescentes, jóvenes, familias quieren ser llevados por los lobos vestidos de ovejas, por puertas falsas. Estos falsos pastores llevan al camino del poder, de la ambición, un camino sin salida, llevando al abismo, es un camino que está llevando a la muerte.

Antes de la venida del amanecer del Pentecostés, los discípulos por miedo estaban encerrados en sus casas (Jn. 20, 19). En estos últimos años nos sentimos acorralados por la violencia, pero Jesús nos recuerda “No se turbe vuestro corazón, ni tengáis miedo” (Jn 14, 27)… “en el mundo tendréis tribulación, pero no os preocupéis, yo he vencido al mundo (Jn 16,   33).

Hoy estamos llamados a caminar juntos, respetando la palabra sabia y los valores que nos enseñaron nuestras abuelas y abuelos. (III Sínodo Diocesano N. 44) No olvidemos nuestras raíces, busquemos la armonía, la vida digna y el buen vivir.

Hoy más que nunca necesitamos volver a Dios, saber que somos sus hijos e hijas, que debemos vivir como hermanos, vivir el amor por medio del servicio. Hoy más que nunca necesitamos la conversión personal y comunitaria, un cambio de vida. Vivamos la verdad y no el engaño y la mentira, vivamos el compromiso y salgamos de nuestras comodidades, seamos conscientes de la realidad actual y no seas ciegos y cojos oprimidos por el pecado.

Hermanas y hermanos “debemos tener confianza de que es posible el cambio que nos traerá la verdadera paz, con la ayuda de Jesús y la intercesión de la Virgen María”. Por eso impulsemos “acciones para pedir por La Paz, como peregrinaciones, ayunos, penitencia y jornadas de oración” (III Sínodo Diocesano N. 83 y 96)

Que está palabra se siembre en nuestros corazones, por el bien de nosotros y de nuestros retoños. María de Guadalupe no nos dejará solos “no estoy yo aquí que soy tu Madre”, ella nos pondrá de pie y nos acompañará en el camino de la PAZ.

Dado en la Independencia, Chiapas, a 6 de agosto del 2023

Atentamente

Catequistas de las 48 comunidades      las áreas      

Consejo de las zonas planada y templada

Los movimientos de Jesús y María   renovación carismática y Apóstoles de la palabra

Agentes de animación y coordinación pastoral